IGORs

lunes, 24 de agosto de 2009

NUEVOS INQUILINOS "Pequeños inconvenientes" (Duodécima entrada)


“Ding, décima planta, generador y red de suministros”, dí un salto alejándome del ascensor completamente acojonado, preparé el extintor con su última carga, cuando se abrió una voz me tranquilizó.

-¿Chicos?- era Antón, que por lo visto había acabado de revisar la planta del arsenal.

-Menos mal que eres tú- le contesté.

Sin venir a cuento, levantó una pistola y disparó rozándome el hombro derecho y obligándome a soltar el extintor del dolor. Salté a un lado antes de que volviera a dispararme y me colé dentro de la que resultó ser la sala de herramientas.

-No huyas, sólo pospondrás lo inevitable, te acabarás contagiando igualmente, sólo necesitamos tiempo para investigarlos y podremos curarnos.

No había duda, estaba contagiado, debía acabar con él antes de que Klaus volviera o sería un problema.

-Dame la mano y seamos amigos, no tiene por qué dolerte más.

Miré a mí alrededor, algo me tenía que valer para acabar con él.

-Los doctores ya lo tienen casi controlado, en unos días estaremos curados y podrás volver con tu mujer. Yo saldré a recoger a Juana y podremos seguir ayudando a la gente.

Marta, no me había acordado de ella en todo este tiempo, el equipo terrestre podía aparecer en cualquier momento y mi sol con ellos. Salí despacio de mi escondite y de camino a Antón tiré un martillo que llevaba en la mano derecha. Éste se confió, bajó la pistola y me extendió la mano.

Le agarré la mano y él la miró con cara de satisfacción, hasta que se dio cuenta de que llevaba un guante aislante, acto seguido me miró y cayó fulminado con siete clavos en la cabeza. Solté la mano y dejé caer la pistola de clavos al suelo, me acerqué a Antón y cuando iba a recoger la pistola que llevaba oí un ruido a mi espalda.

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