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lunes, 17 de agosto de 2009

NUEVOS INQUILINOS "El gato de compañía"(Segunda entrada)


“Todo comenzó en una noche de verano tal cual ésta, unos dueños que se acostaban y un gato que quedaba al cuidado nocturno de la casa. No era una gran casa pero era confortable, disponía de dos habitaciones usadas como dormitorios, en uno los amos del gato, eran majos, aunque no le hacían mucho caso a la mascota. En la otra, la razón de que dispusieran de poco tiempo para el felino, dos gemelos a cada cual más revoltoso, tenían cinco años y no paraban quietos ni un minuto. Además, disponían de un salón, cocina, baño y una pequeña habitación donde trabajaba el marido, que era carpintero.

Esa noche el gato andaba olisqueando entre las herramientas del dueño, cuando algo ocultó la luz de la luna que entraba por la ventana. Saltó girando sobre sí mismo, tirando, sin ser su intención, una caja de clavos del dueño. Antes de que se diera la vuelta, la luz volvía a entrar por la ventana igual que antes, sólo que por el ruido de los clavos, el dueño se levantó, regañó al gato y volvió a acostarse. El felino se quedó en la puerta del estudio mirando a la ventana. Al poco de volver a roncar el dueño de la casa, una figura se asomó a la ventana desde fuera.

La figura se quedó parada frente a la ventana, lo cual no hubiera sido tan raro de no tratarse de un tercer piso sin balcones. Tenía forma humana, de aproximadamente un metro y medio de altura, llevaba pantalón y camisa negros, el pelo blanco le colgaba por debajo de los hombros y en sus ojos no brillaba la chispa de la vida. Su aliento, a pesar de los metros que le separaban se notaba frío, y su mirada se clavaba en los ojos del gato.

-No te asustes, no queremos despertar al dueño y que te vuelva a reñir, ¿no?- dijo el ser en un tono apenas audible.

Una sonrisa malévola afloró en los labios del intruso, dejando entrever unos grandes colmillos.

-Tú no eres un humano corriente, ¿no?- corroboró el gato.

-No, soy algo así como una mezcla entre humano y sanguijuela, llevo años alimentándome de tus hermanos y hermanas para no llamar la atención de los humanos, son seres muy peligrosos.

-¿Y qué esperas de mí?- preguntó el gato, que por esa época todavía era muy ingenuo.

-Es sencillo, simplemente alimentarme, la gente no arma demasiado revuelo por la desaparición de un gato.

-¿Y por qué debería ponértelo fácil?, con un solo ruido, mi amo estaría aquí y tu tendrías que huir como hiciste hace un rato.

-Pensaba recurrir a tu fidelidad hacia tu dueño y sugerirte que tu sacrificio evitaría su posible muerte, pero tus ojos me dicen que tienes un gran sentido de la supervivencia. No te han domado del todo todavía, eso me gusta, hoy me iré, pero seguiré viniendo, no me gusta dejar suelto a alguien que me haya visto.

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