IGORs

miércoles, 26 de agosto de 2009

NUEVOS INQUILINOS "La llamada"(Tercera entrada)


-Estaban discutiendo, ya sabes que ella es muy dada a alterarse, al poco, cuando ya había decidido ir a buscarla, la mujer le indicó la puerta y se dio media vuelta. Fue entonces cuando el tema se desmadró, Tania la cogió del pelo y del tirón, se quedó con él en la mano, destapando una piel verde cieno. El ser de pesadilla se giró y la ensartó de lado a lado con tres garras que le surgieron del brazo, dios, fue horrible, la sangre salpicó todo a su alrededor. Pero lo peor vino después, el vestido comenzó a hincharse y rasgarse al igual que su piel, desbordándose fuera de su envoltorio una masa inmensa que se irguió hasta el techo, su piel viscosa comenzó a plegarse en la parte superior de ese engendro. Dios, sé que algo así no puede existir, era tan real, luego comenzaron a aflorar esos colmillos como coronando una especie de cabeza, eran incontables, si no había cien, era porque había más. Todos juntos hasta que se abrieron formando una boca de por lo menos un metro de diámetro y se lanzó sobre la ya exánime Tania-. Lloró unos segundos y luego siguió entre sollozaos -no pude seguir mirando, grité horrorizado y vomité hasta la primera papilla, fue entonces cuando levanté la mirada y la vi mirándome fijamente, apartó la mirada y desapareció del marco de la ventana.

Un crujido violento casi me manda al otro barrio del susto.

-Ya está aquí, los muebles no sirven, la puerta está cediendo…- la voz se parecía cada vez más a la de un loco.- No vengas, ya es tarde para mí.

-Click. Tu… tu…

Mierda, de qué va este tío, le vuelvo a llamar y el no contesta. Voy a la habitación en silencio y me visto sin despertar a Corín, no quiero que les pase nada a ella y a los niños.

Cojo el papel de la nevera con la dirección del chalet, dejo en su lugar una escueta nota ”si no vuelvo mañana, no me busques, os quiero. Alberto”

Llamo un taxi, de camino a la estación voy viendo seres extraños en las sombras de los callejones y en las ventanas oscuras de los edificios. Me monto en el primer tren y la cosa no mejora, fuera es de noche y toda esa oscuridad parece estar dándome la bienvenida. Trato de dormir pero las pesadillas se suceden, hasta que por fin llego a mi parada.

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