IGORs

miércoles, 18 de noviembre de 2009

NUEVOS INQUILINOS "Lo de dentro" (Quinta entrada)


No sabía hasta qué punto controlaban a los trabajadores, así que tras realizar varias comprobaciones descubrí que no sólo inspeccionaban mi taquilla, sino que mantenían un control diario de las habitaciones del personal, eso limitaba las opciones. Si quería esconder alguna herramienta que me facilitara la apertura de las puertas, tenía que ser algo pequeño que pudiera llevar encima en todo momento. Además, inspeccionaban minuciosamente a todos los que salían y entraban al complejo, lo que implicaba que no podía meter o sacar nada directamente.

El personal externo disponía de los domingos para ocio personal, bien en las salas de esparcimiento del complejo, bien fuera de él. El domingo pasado salí al mundo exterior para poder contactar con Lázaro. Les describí la cerradura y me informaron de que el miércoles llegaría al andén de carga número dos un camión con problemas en la transmisión. Dentro de la caja de cambios de ese vehículo, encontraría lo necesario para burlar la seguridad de las compuertas.

Llego el día y recogí el paquete, ocupaba lo que una cajetilla de tabaco y llevaba un pequeño manual sujeto con cinta aislante. Terminé mis labores diarias, me dirigí nuevamente a las cocinas y me introduje en los conductos, una vez allí desenvolví el paquete y leí las instrucciones. El sistema era sencillo, una tarjeta tipo crédito y una cajita plana de metal que supuestamente anulaba el sistema de aviso de apertura de puerta y debería hacer pasar desapercibida mi intromisión en las zonas restringidas.

Me dirigí a la compuerta más cercana, utilicé la tarjeta y accedí al siguiente conducto, me acerqué a la primera rejilla de ventilación que encontré y pude comprobar que me hallaba en un pasillo que no conocía. Una vez comprobada la utilidad de la tarjeta salí, me la guardé en el bolsillo interior del mono de trabajo y me dispuse a pasar un par de días sin salirme de mis rutinas, para asegurarme de que no se había detectado mi intromisión.

En estos últimos tres días no ha saltado ninguna alarma ni se han intensificado los registros a las habitaciones, lo que me hace suponer que el dispositivo funciona. Hoy es domingo, he salido de las instalaciones para poder anotar esto y enviármelo a mi domicilio real. Escribo estas hojas a mano para que se pueda atestiguar que realmente son mías. Mañana comenzaré la verdadera investigación, no sé lo que ocurrirá si me descubren, pero no creo que se contenten con expulsarme de las instalaciones, aquí está ocurriendo algo muy gordo.

Hasta ahora lo único que he podido comprobar es que la fábrica de exoesqueletos mecánicos para los robots funciona a pleno rendimiento, además, a pesar de haberse informado de sabotajes en las zonas restringidas, siguen consumiendo la misma energía y demandan las mismas cantidades de componentes que las demás fábricas. Lo que no he visto todavía es ningún robot terminado, ¿qué estarán haciendo con ellos?”


Firmo las hojas, cada una de ellas, puede que si alguien lo lee me tache de estar obsesionada, pero cada día que paso aquí dentro, estoy más convencida de que mi vida pronto estará en verdadero peligro, y probablemente la de todo el mundo, mañana sabré más.

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