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miércoles, 18 de noviembre de 2009

NUEVOS INQUILINOS "Lo de dentro" (Primera entrada)


“Para quien pueda leer esto:

Bienvenidos al futuro, así, en dos días, hemos dado un salto de gigante, hemos pasado de llevar ruedines a pilotar un bólido en alta competición, o eso dicen los más famosos científicos de la robótica.

Hemos pasado de un robot que sube escaleras a un robot con forma humanoide que lo mismo te prepara un ragut de ternera, como que te recoge la casa o te cambia una rueda del coche. Y lo más importante, nadie sabe cómo.

Ni los altos jefes de estado, los más laureados científicos, ni ninguna compañía, excepto Thanos, sabe cómo funcionan o qué son.

Ahí entro yo, soy Denis, una reportera de exclusivas difíciles y reportajes en los suburbios, con una historia que me daría el Pulitzer y deseando que todo sea un montaje. Cómo puede el ser humano caer tantas veces en el mismo error.

No sé si hago esto para salvar al mundo de Ricard Thanos Tercero, fundador y cabeza del equipo científico de Thanos, me gustaría pensar que es así. Es verdad que al principio era una venganza personal y autodestructiva, pero sabiendo lo que sé ahora me habría involucrado de todas maneras.

Todo comenzó hará un año con el anuncio del último producto de industrias Thanos, el “Thanos III”, algo ególatra y pomposo, pero es normal en alguien con unas aspiraciones tan altas. Según el anuncio el androide no saldría al mercado hasta seis meses después, el veinte de diciembre de dos mil dieciocho, aunque la demanda y reserva de pedidos comenzó ese mismo día. Debido al precio de venta, que no superaba los cuarenta mil euros, las unidades previstas para el día de lanzamiento se agotaron en veinte días, para cuando llegaron las navidades habían abierto dos complejos nuevos de ensamblaje y aun así no lo recibías hasta quince días después, jamás he llegado a ver ninguno en las tiendas.

Desde esas navidades se convirtieron en el símbolo definitivo del confort y la calidad de vida, si es que el jodido robot te hace hasta la compra. En un principio, también se consideraba como un indicativo de que pertenecías a la clase alta pero al mes de su lanzamiento sacaron la cláusula 13021, por la que el comprador se comprometía voluntariamente a donar su cuerpo, a los laboratorios del señor Ricard en el momento de su fallecimiento para fines científico. Los que se adscribían a dicha cláusula recibían a cambio un descuento del cincuenta por ciento del coste de la unidad. El mundo amaba a los “Thanos III”, de repente se habían convertido en algo como la televisión y los coches, los veías por todas partes y todo el mundo con quien hablabas tenía uno, aunque sólo lo tuviera reservado, pero tenía uno.

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