IGORs

sábado, 13 de junio de 2009

NUEVOS INQUILINOS "El llanto"(séptima entrada)

“Veintitrés días sin Luis. El vecino no contesta, bajé a pedirle las llaves al portero para dejarle el pastel en la nevera y una nota de agradecimiento, pero me confirmó que se había ido la misma noche que discutió con la pareja, ¿será la extraña ausencia del vecino lo que me tiene angustiada?.”

“Veinticinco días sin Luis. El niño comienza a quejarse de nuevo y las pesadillas vuelven, antes era todo muy confuso, pero ahora distingo la casa, es como la mía, pero decorada de otra manera. El vecino desaparecido muere de diversas formas, pero todas muy sangrientas. Siempre es a manos de la pareja o de su especie de hijo, cada día tengo menos claro que sea humano. Luis ¿por qué no has venido todavía?.”

“Veintisiete días sin Luis. No puedo salir del edificio, un miedo insoportable se adueña de mí y vuelvo corriendo siempre a casa. Cuando entro y vuelvo a oírle me siento reconfortada y cada vez un poco menos cuerda. O hago algo, o no saldré nunca más de aquí. Ya perdí mi trabajo, no quiero perder mi vida, no perderé a Luis.”

“Veintinueve días sin Luis. Ayer no tuve fuerzas ni para escribir y hoy lo hago porque puede ser la última vez. Las pesadillas han aumentado, al igual que los quejidos y gruñidos del monstruo de la pareja obesa. Seguro que ellos tampoco son humanos. Esta noche será o ellos o yo. Tengo la sensación de que me están manipulando, si es verdad y no cuento con el factor sorpresa, no sigas mis pasos, olvídame y sigue tu vida. Un beso enorme Luis.”


Ahí termina el diario, ¿en realidad piensa que llegado este momento, podría irme sin más?. Yo sé que sea lo que sea, lo que allí habita, no me dejará hasta que vaya a cumplir con mi destino. Si me intento ir, las pesadillas aumentarán y cuanto más me aleje de ese llanto, menos ganas de vivir tendré, hasta que me suicide yo mismo o acabe matando a todos los niños que lloren a mi alrededor.

Recojo mis maletas, las dejaré en el hotel, así si me busca alguien, no llegará directo a la casa de Darla. Escribo lo que me ha sucedido sin dar direcciones exactas y lo dejo sobre la cama del hotel. Sólo un consejo para el que lo lea, si alguna vez sentís curiosidad por ese ruido extraño que viene de otro piso, nunca lo investiguéis. Adiós…

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