IGORs

sábado, 13 de junio de 2009

NUEVOS INQUILINOS "El llanto"(sexta entrada)

Me despierto empapado en sudor, debo encontrar a Darla, miro el reloj y sólo han pasado cinco minutos. Debo dormir algo si quiero pensar con claridad, así que me tumbo de nuevo y cierro los ojos.

Vuelvo al salón de Darla y los ruidos y llantos se repiten, otra vez salto a la habitación sin darme cuenta. Esta vez es un niño, pero se ha callado porque Darla lo tiene en brazos y lo amamanta con la sangre que succiona de su muñeca derecha, ella me mira y sonríe satisfecha.

Vuelvo a despertarme y sólo han pasado tres minutos, espero un rato, pongo la tele, pero las pesadillas de menos de cinco minutos se repiten cada vez que me relajo. Tras la sexta pesadilla, desisto de dormir, pido un tanque de café al servicio de habitaciones, cojo el diario y lo abro. La noche va a ser larga, por lo menos saquemos algo en claro de ella.

El diario es un poco caótico, he resistido la tentación de ir a la última página. No encuentro el momento en que se marchó de Madrid, he pensado que será el mejor modo de seguirle el rastro, pero no está ordenado por fechas, sino por eventos. Por poner un ejemplo, el diario empieza por el primer día en mi nueva casa y sigue así hasta que llega a su primer día de dependienta.

Tras cambiar varias veces de referencia, por fin llego a su viaje a Madrid. Le tuve que impresionar, porque desde su vuelta, la referencia cambia, primer día sin Luis, se me olvidaba, me llamo Luis.

Las primeras dos semanas no parecen muy relevantes. Trabajo, me echa de menos y tiene claro que tarde o temprano volveremos a vernos. Hacia mediados de la tercera semana comienza lo importante.

“Diecisiete días sin ver a Luis. Han llegado vecinos nuevos, una pareja bajita y regordeta con un carro de bebé, y digo carro porque no me han dejado verlo, parecía que algo se movía centro del capazo, pero han insistido en que estaba dormido y no he podido conocerlo, con lo que me gustan los niños.”

“Dieciocho días sin ver a Luis. El bebé de los vecinos pasó mala noche, me despertó un par de veces, tendré que comprar tapones por si acaso.”

“Diecinueve días sin ver a Luis. Los tapones no sirvieron de mucho y el bebé de los Parker, pues así se apellidan Lourdes e Ismael, los nuevos, sigue malo. Se llama Claus y esta noche me ha despertado tres veces.”

“Veintiún días sin ver a Luis. Han sido tres días criminales, apenas he dormido nada, el bebé cada día está peor, llora y grita con una necesidad casi inhumana. Pedro, el vecino de al lado, me ha prometido que se pasaría por el piso de los nuevos por si pudiera ayudar en algo.”

“Veintidós días sin ver a Luis. No he vuelto a ver al vecino, no sé lo que le diría a la voluminosa pareja, pero el niño ya no grita. Le preparé una tarta para darle las gracias. Ayer dormí toda la noche, aunque despertándome cada poco, como si me faltara algo.”

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